En el anterior reto abordamos de pasada la que, quizás, es
la política de igualdad más importante en el medio rural: la titularidad
compartida de las explotaciones agrarias. Ahora toca ampliar la información
sobre ella.
Las mujeres del medio rural resultan determinantes para su
vertebración territorial y social, y son, con diferencia, el principal vector
para la innovación y el emprendimiento rural. Sin embargo, en el medio rural
todavía se mantienen escenarios de desigualdad entre mujeres y hombres en un
grado más acusado de lo que ocurre en el medio urbano. Las mujeres representan
más de un tercio de las personas que trabajan en las explotaciones agrarias
familiares, pero, en la mayor parte de los casos, tan sólo los hombres figuran
como titulares de las explotaciones mientras que ellas aparecen como cónyuges
en la categoría de “ayuda familiar”.
Pese a que la inmensa mayoría de las mujeres agricultoras
comparten las tareas agrícolas de las explotaciones familiares con sus parejas,
estas actividades son vistas como una extensión de sus tareas domésticas y de
cuidados. Con objeto de paliar esta situación de desigualdad e invisibilización
del trabajo de las mujeres rurales en el sector agrario y las consecuencias
negativas que de ella se derivan, el 5 de enero de 2012 entró en vigor la Ley
35/2011 sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias
impulsada por la Administración General del Estado, en este caso por el
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
- · Roles: ¿Impacta esa política o proyecto público en los roles de género? Sí, el objeto de esta ley es la regulación de la titularidad compartida de las explotaciones agrarias con el fin de promover y favorecer la igualdad real y efectiva de las mujeres en el medio rural, a través del reconocimiento jurídico y económico de su participación en la actividad agraria.
- · Recursos: ¿Tiene efecto en el acceso igualitario a recursos económicos, materiales o de otro tipo para las mujeres? Sí, a efectos prácticos, la Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias supone, el reparto de rendimientos al 50%, la consideración de ambos titulares como beneficiarios directos de las ayudas y subvenciones de las que sea objeto la explotación y la cotización en la Seguridad Social por parte de ambos miembros.
- · Representación ¿Qué papel juegan las mujeres en las decisiones y las relaciones de poder en este proyecto? En la explotación de titularidad compartida la administración, representación y responsabilidad recae entre los dos miembros titulares consiguiendo de esta manera profesionalizar la actividad agraria de las mujeres, mejorar la participación femenina en las organizaciones agrarias, y visibilizar el trabajo de las mujeres en las explotaciones agrarias.
Incomprensiblemente, la titularidad compartida es una
figura desconocida a pesar de existir desde hace una década motivado, en gran
parte, por la reducida labor de difusión por parte de la administración.
Actualmente, hay más de 800 explotaciones de titularidad compartida en España,
mucho menos de lo esperado y su aplicación es desigual en las distintas CCAA,
ya que no todas las comunidades han desarrollado una normativa autonómica
específica ni han puesto en marcha el registro de titularidad compartida. Este
impacto resulta anecdótico puesto que esta cifra es insuficiente en comparación
con las 36.000 a 60.000 explotaciones potenciales que se esperaba que se
acogieran a este régimen.
Fuente: Registro de titularidad compartida (MAPA, 2021)
En cuanto a los resultados obtenidos, estos no han sido
todo los satisfactorios que se esperaban motivado sobre todo por el desconocimiento
de la ley por las potenciales personas beneficiarias y por la autoridad gestora. Uno de los
obstáculos que hay actualmente son los propios cónyuges, por lo que es
necesario informales a ellos, además de al personal funcionario de oficinas
comarcales y otros registros. Actualmente, se han empezado a diseñar medidas,
que pasan fundamentalmente por el conocimiento de las interesadas, que sepan
qué derechos se les otorgan y qué necesitan, y que no es sólo cuestión de
visibilidad.
Dentro de los puntos fuertes de esta política de
igualdad, destaca la importancia que la Titularidad Compartida tiene en el
reconocimiento del trabajo de la mujer en el campo. Tener una explotación en
titularidad compartida es poner a la mujer donde se merece. Ha trabajado
siempre mucho pero ese trabajo no ha salido a la luz.
Entre sus puntos débiles está que es una ley que se queda
corta y que es ciertamente confusa debido a la cantidad de trámites
burocráticos que se necesitan. Es una ley que ha tenido evolución muy lenta
desde su inicio y la realidad es que hay pocos beneficiarios como hemos visto
anteriormente,
Por otro lado, no existe implicación transversal por parte
de la administración. Las mujeres rurales siguen siendo «las grandes olvidadas»
no sólo por el Ministerio de Agricultura, sino por el resto de las
administraciones. Para que funcione realmente la Titularidad Compartida
deberían implicarse el resto de los ministerios, el de Trabajo, el de Hacienda,
el de Igualdad, etc., de manera que se facilitara realmente la incorporación de las
mujeres al sector agrario.
Comentarios
Publicar un comentario